El Juego de los Opuestos es una buena idea empaquetada en un juego que podría mejorar bastante. La propuesta incluye dos juegos diferentes: por un lado uno de memoria y por el otro, uno de contrarios. El narrador verbaliza los distintos objetos y ofrece indicaciones que acompañan y orientan al niño. Sin embargo, las imágenes son demasiado pequeñas y puede costar saber qué es lo que se muestra en las mismas (sobre todo en el juego de memoria). La música es deliciosamente retro, pero puede que esto a los niños les importe poco: lo más probable es que solo aprecien este detalle los adultos que fueron jugones en los 90.